UNIVERSALIZAR UNA ETIQUETA ES UN PROCESO COMPLEJO PRINCIPALMENTE POR LAS DIFERENCIAS ENTRE CULTURAS.

Un diseñador cuando se enfrenta al diseño de una etiqueta de vino debe saber que el resultado de su trabajo debe reflejar los valores de la marca, transmitir las características y ventajas del producto de una manera rápida y su vez debe de ser comprensible para el consumidor. Teniendo estos aspectos en cuenta ¿existe una etiqueta universal?

Universalizar una etiqueta es un proceso complejo principalmente por las diferencias entre culturas. En esta ocasión hemos querido hacer referencia a una serie de consejos expuestos desde el portal etiquetanews.com, quienes indican la importancia de utilizar idiomas globales como el inglés para así evitar riesgos, sin embargo añaden que el uso del idioma de cada país “aproxima el producto al consumidor con mayor facilidad”. Además, se ha tener presente los detalles culturales, costumbres, tabúes… e ir con cuidado al hacer uso de cánones estéticos locales, como señala la fuente citada “para un norteamericano está bien valorado estéticamente el estar bronceado mientras que para un japonés no”. Por otro lado, no debemos olvidar la importancia de conocer bien el canal donde se va a vender el producto, así podremos estudiar los diferentes formatos a los que se tendrá que adaptar el diseño.

Llegado a este punto, en Etygraf también hemos querido lanzar esta misma pregunta a nuestro equipo de diseñadores y la respuesta ha sido unánime: “En el diseño hay límites”. Una etiqueta es la cara, la presentación de un producto, al fin y al cabo el etiquetado tiene el poder de ser como un traje a medida ¿por qué universalizar su diseño?