Las etiquetas termosensibles en los vinos son especialmente útiles, donde la temperatura de almacenamiento y servicio es crucial para preservar la calidad y el sabor del vino.
Los vinos, especialmente los tintos y los blancos, requieren temperaturas de almacenamiento concretas para madurar adecuadamente y mantener su calidad. Las etiquetas termosensibles pueden servir de sistema de control de la calidad del vino a lo largo del tiempo. Estas etiquetas cambian de color cuando el vino está expuesto a temperaturas extremas o a condiciones térmicas que no debería, alertando al consumidor de que el vino no se está almacenando donde se debe.
Por otra parte, algunas etiquetas termosensibles en los vinos también son diseñadas para indicar cuando ha alcanzado su temperatura ideal para ser consumido. Por ejemplo, una etiqueta podría cambiar de color cuando un vino blanco se enfría a la temperatura perfecta para servirse, generalmente entre 8 y 12 grados, o cuando el vino tinto alcance la temperatura adecuada, típicamente entre 15 y 18 grados.
Este tipo de etiquetas pueden ser una estrategia de marketing innovadora, que cambie la experiencia del consumidor, haciéndola más interactiva y educativa. Ya que, el consumidor se involucra más en el correcto almacenamiento del vino y se conciencia sobre su importancia, mejorando la percepción sobre el producto y calidad.